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Detectar la discapacidad intelectual a tiempo es clave para garantizar apoyos adecuados, 

prevenir situaciones de exclusión y potenciar el desarrollo de la persona. Sin embargo, muchas familias, docentes o profesionales se preguntan: ¿cómo saber si una persona tiene una discapacidad intelectual? ¿A qué señales debemos estar atentos? ¿Dónde acudir?

En este artículo te explicamos de forma clara, cercana y con base profesional cómo detectar la discapacidad intelectual en distintas etapas de la vida, qué señales pueden alertarnos y qué pasos seguir para obtener un diagnóstico oficial.

¿Qué es la discapacidad intelectual?

Antes de saber cómo detectar la discapacidad intelectual, es importante entender qué es. La discapacidad intelectual es una condición que afecta al desarrollo cognitivo de una persona. Esto significa que puede tener más dificultades para aprender, comunicarse, resolver problemas o desenvolverse en su entorno de manera autónoma.  

No se trata de una enfermedad, ni es algo que se pueda “curar”. Es una condición que forma parte de la persona y que, con los apoyos adecuados, no impide tener una vida plena, activa y con participación en la sociedad. 

¿Por qué es importante detectar la discapacidad a tiempo?

Detectar la discapacidad intelectual en etapas tempranas permite actuar cuanto antes. Cuando una niña o un niño recibe apoyos adecuados desde pequeños, tiene más posibilidades de desarrollar sus habilidades, mejorar su autonomía y participar en igualdad de condiciones. 

Además, detectar la discapacidad intelectual de forma temprana permite a las familias prepararse, acceder a recursos, y contar con el acompañamiento necesario. También ayuda al entorno escolar a adaptar sus métodos y favorecer un aprendizaje más inclusivo. 

¿Cuáles son las señales para detectar la discapacidad intelectual?

No todas las personas con discapacidad intelectual presentan las mismas señales. Sin embargo, existen algunos indicadores comunes que pueden ayudarte a detectar la discapacidad intelectual, especialmente durante la infancia. 

En bebés y niños pequeños

  • Retraso en alcanzar hitos del desarrollo: como sostener la cabeza, sentarse, gatear o caminar. 
  • Dificultades para entender y usar el lenguaje. 
  • Problemas para recordar cosas básicas. 
  • Poca curiosidad por el entorno. 
  • Dificultades para relacionarse con otras personas. 

En la etapa escolar

  • Bajo rendimiento académico, especialmente en lectura, escritura o matemáticas. 
  • Necesidad de más tiempo para aprender cosas nuevas. 
  • Dificultad para seguir instrucciones o resolver problemas sencillos. 
  • Comportamientos repetitivos o dificultades para adaptarse a cambios. 
  • Problemas de comunicación o socialización con otros niños y niñas. 

Estos signos no son definitivos, pero si se presentan de forma frecuente, es recomendable consultar con profesionales especializados que puedan ayudarte a detectar la discapacidad intelectual de forma precisa. 

¿Quién puede ayudar a detectar la discapacidad intelectual?

Detectar la discapacidad intelectual no es una tarea que dependa solo de las familias. También participan educadores, pediatras, psicólogos, logopedas y otros profesionales del ámbito sanitario y educativo. 

  • Los profesionales de la salud, como pediatras o neurólogos infantiles, pueden identificar posibles retrasos en el desarrollo. 
  • Los docentes suelen ser quienes detectar señales de alerta en el entorno escolar. 
  • Psicólogos y orientadores pueden realizar evaluaciones más detalladas para confirmar si existe discapacidad intelectual. 

La colaboración entre familia, escuela y profesionales es clave para detectar la discapacidad intelectual y ofrecer los apoyos adecuados en cada etapa. 

La importancia del entorno en la detección

Detectar la discapacidad intelectual no depende solo de profesionales o familias. El entorno diario también ofrece señales clave. ¿Cómo?

  • En casa o en el parque, si el niño tiene dificultades para seguir normas simples o apenas se relaciona con otras personas. 
  • En situaciones cotidianas, si parece poco curioso o no muestra iniciativa al jugar o explorar. 
  • En la escuela o actividades extraescolares, si necesita mucha más ayuda que el resto para adaptarse o aprender. 

A veces estos signos se confunden con una personalidad tranquila o una maduración lenta. Por eso es importante: 

  • Observar de forma constante y comparada (no solo un día). 
  • Prestar atención al ritmo de desarrollo general. 
  • Consultar si hay dudas: más vale preguntar a tiempo. 

El entorno puede ser el primer “aviso” para detectar la discapacidad intelectual y actuar antes de que aparezcan mayores dificultades. 

¿Cómo se confirma el diagnóstico?

Para detectar la discapacidad intelectual de forma adecuada es necesario realizar una evaluación profesional. Esta evaluación suele incluir: 

  • Pruebas de desarrollo cognitivo: miden la capacidad para razonar, resolver problemas y entender el entorno. 
  • Evaluación del comportamiento adaptativo: analiza cómo la persona se desenvuelve en su vida diaria (higiene, comunicación, autonomía, relaciones sociales…). 
  • Observación directa: tanto en casa como en la escuela. 
  • Entrevistas con la familia y el entorno cercano: para conocer la historia del desarrollo y los apoyos que ha recibido. 

Gracias a esta combinación de pruebas, se puede detectar la discapacidad intelectual de forma rigurosa, considerando tanto el cociente intelectual (CI) como la capacidad para desenvolverse en el día a día. 

¿Qué hacer si se detecta discapacidad intelectual?

Detectar la discapacidad intelectual no significa que se deba limitar a la persona. Al contrario, es el primer paso para que pueda recibir apoyos y desarrollar todo su potencial. Algunas acciones importantes tras el diagnóstico: 

  • Aceptar y comprender la situación, tanto en la familia como en el entorno escolar. 
  • Diseñar un plan de apoyo personalizado, que se ajuste a las necesidades de la persona. 
  • Buscar recursos y apoyos disponibles: servicios de atención temprana, educación especial, asociaciones como Asprona… 
  • Fomentar la autonomía y la participación activa desde edades tempranas. 

Detectar la discapacidad intelectual es el primer paso para garantizar derechos, eliminar barreras y ofrecer oportunidades reales de participación. Ya sea en la infancia, en la escuela o en la adultez, prestar atención y actuar con empatía puede marcar una gran diferencia. 

Desde Asprona acompañamos a familias y profesionales en este proceso. Porque cada persona merece ser entendida, escuchada y apoyada desde el respeto. Si tienes dudas sobre cómo detectar la discapacidad intelectual, estamos aquí para ayudarte.